Avanzan los años y la tecnología poco a poco empieza a ser parte integral de nuestra vida cotidiana. Manejamos la agenda diaria, nos comunicamos y trabajamos utilizando nuestro dispositivo móvil que está siempre conectado a Internet.

Es dentro de este contexto de transformación digital y vida tecnológica que empieza a surgir un concepto que cada vez adquiere una mayor relevancia: Las identidades digitales.

Independientemente si has escuchado de ellas antes o no, lo cierto es que, si has utilizado Internet, sin duda tienes una.

La identidad digital es la traslación de la identidad física al mundo online. Esta definición, aunque es bastante amplia, nos ayuda a entender que existe una correlación entre nuestra persona natural y la digital.

¿Cómo se construye una identidad digital y de qué se compone?

Cada vez que interactúas con un motor de búsqueda, navegas por el feed de tu red social favorita o realizas publicaciones, estás generando datos que pueden ser asociados a tu persona y que son utilizados para diversos fines. Por ejemplo, las redes sociales utilizan esta información para proveer contenido acorde a tus preferencias o mostrarte publicidad en relación a tus gustos y acontecimientos recientes.

Los datos que componen una identidad digital no se limitan solo a los que se producen a partir de redes sociales -y que en muchas ocasiones generamos de manera inconsciente-, sino que también de información oficial como nuestros datos de identificación o información de contacto que alguna vez publicamos en la web.

Por lo general – y para nuestra tranquilidad-, los datos sensibles y los que se guardan en los registros oficiales, son de carácter privado y no están disponibles para cualquier persona. Es por eso que se vuelve tan importante informarnos antes sobre las políticas de uso y tratamiento que tienen las plataformas y aplicaciones que utilizamos, con el fin de saber cómo está siendo usada nuestra información.

Usos de las identidades digitales

Por otro lado, las identidades digitales no sólo se usan con fines comerciales. Las empezamos a ver en la vida cotidiana, al realizar trámites en línea o al momento de interactuar con alguna institución bancaria.

Cada vez que alguna entidad necesita validar nuestra identidad -como cuando solicitamos un crédito o firmamos algún documento-, se consultan nuestros datos disponibles para tales fines, ya sea nuestra foto o huella dactilar. En algunos casos, y como medida de seguridad, es posible que incluso se nos realicen pruebas para validar nuestra identidad basándose en conocimientos personalizados, las cuales son conocidas como desafíos de preguntas y respuestas.

Toda esta información también es parte de nuestras identidades digitales.

En CheckID trabajamos utilizando las identidades digitales para realizar procedimientos y tareas cotidianas, facilitando estas actividades para que la vida sea más sencilla y accesible para todos.

No cabe duda de que en un futuro cercano los contextos, aplicaciones prácticas y trámites en los que se usarán las identidades digitales irá en aumento. Estamos expectantes de poder contribuir en este desarrollo y acompañarte como siempre con tecnología y experiencia para que puedas sacarles el máximo provecho de manera segura y efectiva.

Escrito por Bruno Buglioni